Diagnósticos y etiquetas: Cómo asumirlos

En el ámbito de salud, es muy frecuente la elaboración de un diagnóstico que recoge información sobre una situación, síntomas y consecuencias que presenta el usuario. Con mucha frecuencia, este diagnóstico se interpreta con una gran carga emocional y/o la emisión de un juicio de valor que condiciona por completo el recibimiento, el uso de dicha información, y por supuesto, la conducta llevada a cabo a partir de entonces.

La actitud que se adopta puede ser tan diferente que marca un antes y después. Ese antes y después que aparece tras el diagnóstico, se basa en el peso peyorativo y negativo de las etiquetas.

Es importante tener en cuenta la base del diagnóstico a modo informativo, de prevención y como activador de la acción para tomar medidas y soluciones. Es necesario dejar de lado cualquier creencia negativa e irracional, extremista o limitante, que no hace más que obstaculizar el proceso de cura, sanación o tratamiento médico, psicológico o educativo.

Es completamente normal que al momento de recibir un diagnóstico, ya sea esperado o repentino, se produzca en nosotros una reacción emocional que puede ser positiva o negativa, siendo de sorpresa, tristeza, rabia, o alivio, por ejemplo. Es entonces cuando tenemos dos opciones:

  • Saludable y funcional: reconocer y aceptar la emoción y ponernos manos a la obra para afrontar la situación.

  • No funcional: enredarnos en la emoción, buscar culpables y victimizar al otro, subestimando sus capacidades de afrontamiento hasta tal punto que puede acabar creyéndose esas etiquetas (“eres un enfermo, tú no puedes”…) afectando a la percepción, al estado emocional y debilitando el sistema inmunológico.                        Más lejos que cerca de ayudar y acompañar a la persona diagnosticada, sólo conseguimos que el proceso de tratamiento sea más lento y difícil de llevar.

¡Qué lástima de energía desperdiciada, y cuánto se puede hacer con otro enfoque de una misma situación!

Si te has visto reflejado/a en la segunda opción (no funcional), no te preocupes, identificarlo es el primer paso para afrontarlo. Te animamos a que te informes y busques alternativas más positivas.

Si te ves reflejado/a en la primera opción (funcional y saludable) ¡Enhorabuena! Estás más cerca de vivir las situaciones un poquito más feliz.

 

Noelia Martínez.  Psicóloga y Coach



Deja un comentario